La cultura y el “engagement” a menudo se usan indistintamente al describir el entorno general de una empresa. Si bien están altamente correlacionados y generalmente van de la mano, hay distinciones importantes que hacen que cada uno sea único.
A medida que una empresa crece, la necesidad de medir la cultura y el compromiso se vuelve cada vez más importante para el éxito empresarial. En este artículo, exploraremos la diferencia entre los dos, así como la importancia de implementarlos y medirlos correctamente.
LA CULTURA
La cultura son los hábitos, comportamientos, prácticas que alinean a las personas a cumplir los objetivos de la compañía.
Una cultura saludable y efectiva va más allá de cómo se percibe su negocio. Las culturas positivas mantienen a los empleados comprometidos creando un ambiente que motiva a las personas a hacer mejor su trabajo, al final es un tema de productividad.
No existe un enfoque único para diseñar la cultura de la empresa. La cultura nace de las prioridades y necesidades, por lo que es única para cada organización. Si bien la cultura de la empresa puede variar dependiendo del sector en el que se encuentra, el propósito al que sirve sigue siendo el mismo: ayudar constantemente a la organización a acercarse a sus objetivos.
EL ENGAGEMENT
La cultura es determinante para el éxito de cada compañía, pero sigue siendo un tema altamente cualitativo, por eso al medir el engagement podemos obtener variables que podrían ser cuantificables. Medir el compromiso individual y colectivo determina el impacto que está teniendo la cultura en la salud de cada compañía. Identificando puntos claves que podrían acercar o alejar a cada persona. Por eso la mirada desde las ciencias del comportamiento y la antropología es vital porque entrega resultados concretos de la afiliación de las personas y su posibilidad de tener su energía en el lugar adecuado.
Cuando logramos identificar los sentimientos, emociones y percepciones que nos conectan, logramos identificar que tanto está impactando positivamente la cultura en los resultados del negocio.
DEFINICIÓN DE LA CULTURA
Como bien decía el presidente de un negocio: “la cultura no depende del señor Negocio, depende de todos”. La clave para establecer una cultura fuerte radica en garantizar que las prioridades de la empresa y los empleados individuales estén sincronizadas.
Por ejemplo, la Cultura A cree que las decisiones claves del negocio deben pasar por los líderes más experimentados, mientras que la Cultura B cree que cualquiera puede tomar una decisión, así se equivoque. Ambas son culturas válidas, pero requieren 2 tipos de personas muy diferentes. ¿Qué persona necesita tu organización?
CLAVE PARA MEDIR CULTURA
La clave está en entender el nivel de madurez organizacional, más no si tenemos una buena o mala cultura. A veces una empresa más consciente tiene altamente identificados los atributos que la potencian o limitan y la medición se enfoca en comprender que tan alineadas están las personas con el reto y los objetivos, pero una compañía que apenas inicia su camino de gestión cultural probablemente esté apenas identificando sus puntos a trabajar.
La intersección de una empresa, la ideología, las creencias y los comportamientos de un individuo son los principales factores que deberían definir el ajuste cultural. Es importante que tanto la empresa como la persona encuentren la conexión adecuada, ya que la desalineación conduce a la fatiga y el estrés, lo que finalmente afecta la productividad.
Cuando encontramos esa alineación hacemos que los resultados del negocio vayan en la misma dirección que las motivaciones de las personas.
Por
CARAMELO ESCASO
Los colaboradores comprometidos son los que llevan la Cooltura a la acción